No fue un buen fin de semana para Andrés Manuel López Obrador, quien un año después de asumir la Presidencia de México comienza a acuciar una reducción de su altísima popularidad en un país donde la violencia y los feminicidios están desatados.
«Acerca de mi popularidad, estamos bien, tenemos mayoría, la gente nos está ayudando», defendió este lunes el mandatario en su conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional un día después de tener que lidiar con abucheos en un mitin en el suroriental estado de Tabasco, su tierra natal.
Aunque admitió haber sufrido un «desgaste», el presidente usó su habitual recurso de culpar a una supuesta campaña orquestada por la derecha: «Imagínense enfrentar a los conservadores corruptos que no quieren dejar de robar. Están molestísimos y desquiciados», aseguró.
Lo cierto es que los sondeos publicados en las últimas horas no han sido muy halagüeños para quien en 2018 fue el presidente más votado de la historia de México con más de 30 millones de votos y el 53 % de los apoyos bajo la promesa de acabar con la corrupción, la violencia y la desigualdad.
Cuatro encuestas confirmaron que aunque López Obrador sigue siendo muy popular en el país, atraviesa ahora su peor momento, con un rango de aprobación de entre el 54 % y el 62 %, sensiblemente inferior al 80 % de apoyo que cosechaba hace un año.
«López Obrador partió de una posición muy ventajosa con un amplio margen de apoyo que empieza a entrar en declive», contó este lunes la politóloga Martha Singer, aunque puntualizó que todavía cuenta con «un gran liderazgo».