La «Marcha de las Mujeres» del pasado sábado en numerosas ciudades de EE.UU. contra el recién investido presidente Donald Trump fue la mayor manifestación en un solo día de la historia estadounidense, según una investigadora que está recopilando las estimaciones de las protestas en todo el país.
La investigadora de la Universidad de Denver Erica Chenoweth y el profesor de la Universidad de Connecticut Jeremy Pressman comenzaron esta semana a confeccionar una minuciosa lista con la asistencia a las protestas pacíficas organizadas el 21 de enero en todo el país contra la Presidencia de Trump.
Según sus números, que siguen creciendo con nueva información proveniente de todo el país, entre 3,2 y 4,7 millones de personas salieron a la calle en todo Estados Unidos, una expresión de protesta jamás vista en la historia estadounidense en un solo día.
«No tengo ninguna duda de que este (la Marcha de las Mujeres) fue el más multitudinario evento de un solo día en toda la historia de los Estados Unidos», aseguró en declaraciones a Efe Chenoweth, profesora de la escuela Josef Korbel de Estudios Internacionales.
Chenoweth y Pressman están recopilando detalles de participación en una completa base de datos que incluye a más de medio millar de ciudades y localidades estadounidenses donde se replicó la protesta contra Trump un día después de que asumiera la Presidencia.
«Hemos recogido datos de la Policía, organizadores y estimaciones de los medios siempre que ha sido posible. En casos como Los Ángeles, la estimación en el margen alto es de los organizadores, mientras que la baja es de la Policía», explica Pressman, profesor de Ciencias Políticas.
Las mayores multitudes se concentraron en Washington (con estimaciones que van de los 470.000 al millón de personas), Nueva York (entre 400.000 y 500.000) y Los Ángeles (200.000 a 750.000).
«Aún no hemos completado el conteo y tenemos varios miles de entradas que finalizar para cerrarlo. Hay que tener en cuenta que los números son conservadores y mucho más bajos que las cifras reales», señala Chenoweth.
En la historia estadounidense hay dos protestas que podrían hacer sombra a la masiva respuesta callejera contra la toma de posesión del republicano Donald Trump: la oposición a la guerra de Irak en febrero de 2003 o contra la guerra de Vietnam en octubre de 1967.
Las protestas de la guerra de Irak, críticas del presidente George W. Bush y el trío de las Azores (el primer ministro británico, Tony Blair; su homólogo portugués, José Manuel Durao Barroso; y el presidente español, Jose María Aznar), también fueron multitudinarias y de alcance internacional.
En aquella ocasión, el profesor de la universidad parisina Sciences Po Dominique Reynié calculó que unos 900.000 estadounidenses se manifestaron en todo Estados Unidos, ligeramente menos que las concentraciones récord de ciudades como Roma (dos millones) o Madrid (más de un millón) aquel día.
Es bastante probable que ni el rechazo a la guerra de Irak o Vietnam concentraran en EE.UU. los millones de personas que, desde Key West (Florida) hasta Alaska, donde los manifestantes desafiaron temperaturas de hasta -10 grados Celsius, mostraron su descontento contra las propuestas de la Administración de Trump.
Gritos contra la misoginia o en favor del aborto, se mezclaron el histórico 21 de enero de 2017 con cantos a favor del respeto al medio ambiente, contra la expulsión de inmigrantes indocumentados o en tolerancia de los musulmanes o de refugiados de guerra.
Las cifras de asistencia se han convertido en un asunto de importancia en Washington, después de que Donald Trump criticara a la prensa por disputar su impresión de que al día de su investidura, el 20 de enero, acudió al menos un millón de personas.
Según Dan Grown, experto en multitudes y encargado de logística en la investidura de Barack Obama en 2012, a la toma de posesión de Trump acudieron unas 250.000 personas, algo que está en línea con las estimaciones de otros expertos.
El equipo del nuevo presidente ha disputado repetidas veces esas estimaciones.
Lo que nunca han hecho es negar que 24 horas después Trump fue el aglutinador de la mayor fiesta callejera de la democracia estadounidense; esta vez, en su contra. EFE