Tres meses después de las presidenciales, en Venezuela nadie cede un centímetro en sus reclamos, con una oposición que denunció fraude en el resultado que favoreció a Nicolás Maduro, y un chavismo que defiende esa victoria, al tiempo que ve como un golpe de Estado las críticas, dentro y fuera del país, a la reelección anunciada.
Aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE) -controlado por rectores cercanos al Gobierno- proclamó ganador a Maduro el 28 de julio, todavía no ha publicado un respaldo de ese resultado, pese al incesante pedido de transparencia que ha hecho la comunidad internacional, especialmente los numerosos países que no reconocen la victoria chavista.
Del otro lado, la principal coalición opositora -Plataforma Unitaria Democrática (PUD)- insiste en que su candidato, Edmundo González Urrutia -exiliado en España desde el 8 de septiembre-, ganó la Presidencia por amplio margen, y se ha encargado de difundir el «83,5 % de las actas electorales» que demostrarían ese desenlace, pese a que el oficialismo las tacha de «falsas».
Con este escenario, hay dos hombres que se preparan para jurar como jefe de Estado el 10 de enero de 2025 -la fecha que indica la Constitución para comenzar el sexenio presidencial-, pero solo uno está en el país respaldado por todas las instituciones del Estado, especialmente las Fuerzas Armadas, y espera continuar en el cargo que ocupa desde 2013.
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