En el mes de julio, el rey Carlos III (74 años) viajará a Escocia con su esposa, Camilla Parker (75 años) para asistir a la que sería su segunda coronación. En esta ocasión, el monarca cumple con la tradición extendida en la monarquía británica y por eso acudirá a la catedral de St. Giles en Edimburgo, y allí le serán presentados los llamados Honores de Escocia, que son las joyas de la corona escocesa que se llevan empleando desde en la coronación de los reyes de Escocia desde tiempos de María Estuardo.
Esta ceremonia religiosa aún no tiene una fecha fijada pero seguramente sea a principios del mes de julio, ya que Carlos III tenía planeado un viaje a tierras escocesas tras haber sido coronado como rey de Inglaterra. Al contrario de lo que sucedió el pasado 6 de mayo, este evento no tiene nada que ver en cuanto a pomposidad e invitados. Esta segunda coronación es mucho más sencilla, íntima o sutil, o por lo menos debería serlo.
Isabel II recibió la corona en Escocia después de su coronación
El precedente a esta segunda coronación de Carlos III es la que llevó a cabo, su madre, Isabel III tres semanas después de haber sido coronada en la abadía de Westminster en 1953. La monarca puso rumbo a Escocia junto a su marido, el duque de Edimburgo y ambos estuvieron presentes en la catedral de St. Giles.
La pareja no estuvo en solitario sino que había una gran cantidad de personas que quisieron formar parte de esta ceremonia y acompañaron a la monarca y su esposo en una procesión hasta la catedral de Edimburgo. La ostentación no ha sido una de las características del reina de Isabel II, por eso, quiso acudir a esta ceremonia con un traje sencillo.
La indumentaria de la reina más longeva de Inglaterra era acorde a la narrativa que Isabel II quería proyectar en esta ceremonia. No quería que la población británica percibiera que estaba utilizando esta tradición para ser ostentosa o marcar una gran diferencia con el resto de la población, lo asumió como una tarea más dentro de su agenda de compromisos.
A pesar de que el deán de Thistle le presentó la corona de Escocia a la reina Isabel II, la joven reina no quiso coronarse con ella y se limitó a aceptarla de manera simbólica sosteniéndola entre las manos. Actuó de la misma manera con el resto de Honores, es decir, el cetro y la espada de Estado. La corona de Escocia tiene una gran relevancia y es una de las grandes joyas que se conservan del siglo XVI, se confeccionó para Jaime V de Escocia en el siglo XVI y a día de hoy se sigue utilizando en la ceremonia de apertura del parlamento escocés.
Aunque en la coronación de Carlos III, el 6 de mayo, ya hubo representación del antiguo reino de Escocia en la abadía de Westminster, ya que el trono en el que se sentó el monarca para ser coronado rey por el arzobispo de Canterbury tenía un elemento denominado Piedra del Destino, que se usaba en la coronación de los reyes escoces.
Noticias 24 Miami