El hígado es uno de los órganos más grandes del cuerpo y cumple funciones prioritarias para el organismo, pues ayuda a digerir los alimentos, a almacenar energía y a eliminar toxinas. Publicado en Semana de Colombia.
Con frecuencia este órgano se puede ver expuesto a la acumulación excesiva de grasa, una afección a la que se le denomina enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA), que como su nombre lo indica, no obedece a la ingesta de alcohol.
Este padecimiento, según la Biblioteca de Medicina de Estados Unidos, está usualmente, pero no siempre, relacionado con el sobrepeso. Demasiada grasa en el hígado puede causar inflamación, que con el paso del tiempo ocasiona daños y crea cicatrices.
En casos graves esta cicatrización puede llevar a la insuficiencia hepática. Cuando este padecimiento se da en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como enfermedad del hígado graso por alcohol, explica el portal Healthline.
Además del sobrepeso, existen algunos factores que pueden poner en riesgo a las personas de sufrir de esta enfermedad. Por ejemplo, la prediabetes, la diabetes tipo 2, el colesterol y los triglicéridos altos y la hipertensión.
Una pérdida rápida de peso y una mala dieta, una cirugía de derivación gástrica, una enfermedad intestinal y ciertos medicamentos como los bloqueadores de los canales de calcio y algunos para tratar el cáncer, también pueden incidir en que se presente esta afección.
Pocos síntomas
Normalmente, las personas que presentan la enfermedad del hígado graso no presentan síntomas, pero cuando sí ocurren se reflejan en fatiga y dolor en la parte superior derecha del abdomen.
Cuando hay afectaciones mayores en el hígado como daño hepático o lo que se conoce como cirrosis, las señales pueden incluir: debilidad, pérdida de apetito, náuseas, color amarillo en la piel y los ojos, picazón, acumulación de líquido e hinchazón en las piernas y el abdomen, confusión mental y sangrado gastrointestinal.
Según Healthline, los cambios en el estilo de vida son el tratamiento de primera línea para la enfermedad del hígado graso. Por ejemplo, es importante bajar de peso, seguir una dieta rica en nutrientes y evitar el consumo de calorías, grasas saturadas y grasas trans, además de practicar al menos 30 minutos de ejercicio la mayoría de los días de la semana.
Existen algunos remedios caseros que pueden ayudar a aliviar o controlar la enfermedad del hígado graso y uno de ellos es la alcachofa. Este vegetal es reconocido por ser un diurético útil para favorecer la emisión de orina y aliviar trastornos urinarios como la infección de vejiga y uretra, las piedras en el riñón, el exceso de ácido úrico y urea o los edemas. Posee calcio, magnesio y potasio, fibra y vitaminas del grupo B, según el portal Cuerpo Mente.
Alcachofa
Pero destaca sobre todo por una serie de sustancias que se encuentran en cantidades muy pequeñas, pero que tienen notables efectos fisiológicos. Entre ellas está la cinarina, que ayuda a proteger el hígado.
Un artículo publicado en el diario La Vanguardia, de España, asegura que el hígado es el órgano que más agradece el consumo de alcachofa, gracias a que estimula la producción de bilis y resulta un gran producto para las enfermedades hepáticas.
“La cinarina, sustancia ácida con efecto colerético, es la encargada de aumentar la secreción biliar, anticolesterol y diurético”, explica la nutricionista Martha Sanz, al citado medio.
La alcachofa tiene una gran capacidad para reducir la acumulación de grasa en el cuerpo, según lo sugiere un estudio realizado por la Wilhelms-Universität (Alemania) y citado por el portal Mejor con Salud. Contiene fibras naturales y sustancias antioxidantes que promueven la limpieza del hígado, por lo que evitan la acumulación de lípidos en sus tejidos.
¿Cómo consumirla?
Una de las formas de ingerir este vegetal es en infusión. Para prepararla se requiere de tres tazas de agua y una alcachofa. Verter el agua en una olla y ponerla a hervir a fuego alto. Luego, una vez hierva, añadir una alcachofa troceada y dejar a fuego mínimo durante tres minutos. Finalmente, esperar a que la bebida repose y servir. La recomendación es consumir una taza de infusión de alcachofa antes de cada comida principal.
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