Veinte años después de meterse en la piel de Muhammad Ali, Will Smith asumió el reto de interpretar al padre de Venus y Serena Williams, Richard Williams, en Rey Richard: Una familia ganadora.
A lo largo de su carrera, el histrión ha tenido acostumbrado a sus seguidores a darle vida a personajes caracterizados por un tono agradable -ni hablar de sus inicios en el humor en El príncipe del rap o con claras destrezas en largometrajes de acción (Bad Boys) y hasta de ficción (Hombres de negro). No obstante, no se ha quedado en su zona de confort y también se ha desafiado actoralmente como demostró en En busca de la felicidad y Siete almas, entre otras películas.
Pero en esta oportunidad, Will Smith aceptó el reto de encarnar en la pantalla grande a alguien vivo y no a cualquiera sino al progenitor de dos superestrellas que han hecho historia en el deporte blanco, el mismo que escribió un plan de 78 páginas antes de que nacieran anticipándose de manera visionaria a lo que harían en el tenis.
El padre de las tenistas
Eso sí, los logros de Richard Williams nada tienen que ver con un carácter afable y dócil y he allí, quizás, uno de las mayores pruebas que enfrentó Will Smith: el señor no solo vive y resulta fácil establecer comparaciones entre la manera de hablar, de caminar y gestualizar del actor en escena y el sujeto; sino que también tiene una personalidad dominante, imponente, parlanchina y un ego bien constituido e incluso, algunos podrían señalar que, a lo largo de su vida, ha sabido sacarle más provecho al talento de sus hijas que al propio, ya que en su juventud también probó suerte en la disciplina sin éxito.
De esta manera, el espectador se encontrará en la trama escrita por Zach Baylin y dirigida por Reinaldo Marcus Green, a un personaje que no es fácil de digerir y que, en más de una ocasión, pondrá a prueba su paciencia por lo obtuso de sus métodos y lo irreductible que puede terminar siendo.
Noticias 24 Miami