Militares de Ecuador incrementaron el domingo su pie de fuerza en el exterior de la penitenciaría de Guayaquil donde una «barbarie», con cuerpos incinerados y macheteados, dejó 68 muertos en la peor masacre desde la que bandas del narco protagonizaron en septiembre con más cien fallecidos, destacó AFP.
En apoyo a policías, cuya presencia también aumentó según constató la AFP, los soldados armados con fusiles y escopetas reforzaron un cordón de seguridad en los alrededores de la cárcel Guayas 1, pese a que no hay reportes de nuevos enfrentamientos.
Entre viernes y sábado, los internos se enfrentaron con armas de fuego y explosivos, pese al estado de emergencia que rige en las sobrepobladas cárceles de Ecuador, donde este año han sucedido de las mayores matanzas en la historia penitenciaria de Latinoamérica.
Los choques estallaron cuando uno de los grupos invadió el bloque 2 para matar a miembros de una banda enemiga, dejando 68 presos fallecidos y 25 heridos, de acuerdo con la Fiscalía.
Tras informar que el sábado la violencia se extendió momentáneamente a otros bloques de los doce que integran el reclusorio, sin más víctimas reportadas, el vocero presidencial Carlos Jijón cerró la jornada indicando que «la situación está controlada» en la cárcel con la intervención de 900 policías.
El funcionario apuntó que el presidente Guillermo Lasso invitó a «sectores de la sociedad civil para empezar a organizar un diálogo al interior de la cárcel y poder detener la barbarie que está ocurriendo».
Bala y salvajismo
Previamente, Pablo Arosemena, gobernador de la provincia del Guayas, en cuya jurisdicción está Guayaquil (suroeste ecuatoriano), describió que ocurrieron «cruces de bala muy intensos» y una «situación de salvajismo».
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