Los sinsabores que el fútbol argentino ha vivido desde la Copa América de 1993 son grandes. La Albiceleste ha disputado cuatro finales desde ese último trofeo sin obtener victoria alguna. Copa América 2007 en Venezuela, Copa América 2015 en Chile, Copa América 2016 en Estados Unidos, y en el medio, el Mundial de Brasil 2014. Cuatro grandes torneos en donde se han quedado a las puertas, con decepciones que han marcado a una generación de futbolistas que aún espera gritar `campeón` con entusiasmo.
Su líder, Leo Messi, busca con ansias acabar con esa maldición. El astro quiere callar bocas, las de esos detractores que lo tienen siempre en el centro de la diana cuando su país no gana, a pesar de que todos sabemos que sin su aporte, sería muy difícil que Argentina pueda aspirar a ganar algo.
Este grupo que dirige Lionel Scaloni no se distingue por jugar a un fútbol primoroso, pero con una versión increíble de Messi están a las puertas de acabar con una espera que ya va por 28 años.
El campeonato de 1993
Argentina ganó su último título en la Copa América de 1993 en Ecuador, justo cuando en la final se impusieron a México con doblete de Gabriel Omar Batistuta, una conquista que para entonces nadie imaginaba que sería la última.
Argentina después de eso tuvo a cracks como Riquelme, Verón, Saviola, Aimar, Ayala, Palermo o Tévez que no pudieron darle al país sureño el campeonato. Hasta que apareció un joven melenudo llamado Lionel Messi que aún busca acabar con esa sequía.
Messi espera que la quinta sea la vencida
Leo Messi debutó con Argentina en 2005, en un amistoso contra Hungría. Aquel partido, en donde vio la roja nada más empezar su andadura con la celeste y blanca, fue el preludio de todas las desgracias que ha vivido con su país.
Primero fue la Copa América de 2007, donde en la final goleó a Argentina 3-0; posteriormente vinieron la eliminación de 2011 ante Uruguay en penales en cuartos de final, y las finales perdidas de 2015 y 2016 contra Chile en penales. Un bagaje que ha dejado al astro a las puertas de acabar con el «sanbenito» de que con su nación no es capaz de alzar un trofeo como lo hace con el Barcelona.
El Mundial de 2014 fue un golpe terrible para Messi, perdiendo la final contra Alemania y después de todo lo que generó su equipo. Ahora espera que eso sea pasado enterrado.
Espera su amigo Neymar y Brasil, la bestia negra de Argentina en los últimos enfrentamientos, quienes son un duro escollo que superar.
El Maracaná será testigo de una nueva intentona de «La Pulga» de acabar con eso. Veremos si, por fin, lo consigue.
Redacción Noticias24Miami