Dos congresistas republicanos de origen cubano anunciaron este lunes un proyecto de ley bipardista para sacar de un «limbo inaceptable» a los cubanos con trámites pendientes de reunificación familiar o de visa, permitiéndoles hacer el papeleo en la base naval de Guantánamo (Cuba).
«El desafío está ahora en el régimen cubano, que debe determinar si colabora y permite abrir Guantánamo» para que entren esas personas, dijo la congresista María Elvira Salazar.
«Es el momento decisivo para que el régimen demuestre que quiere a la familia cubana tanto como dice», señaló.
Salazar y el también congresista Mario Díaz-Balart anunciaron en una rueda de prensa que mañana martes presentarán en la Cámara de Representantes un proyecto elaborado junto a legisladores demócratas que definieron como «salomónico», pues ayuda a EE.UU. y a Cuba.
Díaz-Balart precisó que solo podrían ir a Guantánamo las personas que tengan iniciados los trámites de reunificación o de visa y que sean aprobadas por el comandante de la base naval.
En ningún caso se podrán hacer una solicitud de asilo político, dijo el congresista republicano.
De acuerdo con María Elvira Salazar, este proyecto libra a los cubanos de tener que salir de Cuba para hacer los trámites, que ahora se hacen en México o Guyana, debido a que EE.UU cerró sus instalaciones consulares a raíz de los llamados «ataques sónicos» que sufrieron miembros de su personal y causaron «daños neurológicos irreparables» a algunos de ellos.
Según la congresista, por esa situación hay 22.000 casos de reunificación familiar pendientes y unos 100.000 casos de visas pendientes, lo que supone un gran sufrimiento para las «familias cubanas».
El proyecto de ley «codifica» el derecho a la reunificación familiar y brinda a los cubanos que buscan reunirse con los suyos en EE.UU. la posibilidad de continuar los trámites en Cuba, pues la base de Guantánamo está en territorio cubano.
Además, protege al personal consular de EE.UU. del riesgo de sufrir más ataques sónicos y no significa un beneficio para el régimen cubano, al que tanto Salazar como Díaz-Balart creen que hay que seguir sancionando y presionando para que el país emprenda un cambio político.