El canciller argentino, Felipe Solá, justificó este jueves la salida de Argentina del Grupo de Lima como una formalidad y descartó que se trate de un apoyo a Nicolás Maduro o que pueda afectar la relación con Estados Unidos y las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Según explicó Solá en entrevistas a varios medios argentinos, la salida del Grupo de Lima -creado en 2017 para tratar la situación de Venezuela y formado por una docena de países de América- se trató «solamente de formalizar lo que venía ocurriendo desde el 10 de diciembre de 2019», cuando asumió el presidente Alberto Fernández, porque Argentina no participaba de las reuniones ni ha «firmado nunca una declaración» del grupo.
En tanto, consideró «más importante» que el país pertenece desde noviembre pasado al Grupo Internacional de Contacto sobre Venezuela (GIC), integrado por la Unión Europea (UE) y países de América Latina, que «es más sutil y global», y también la pertenencia a la CELAC y al Mercosur.
Consideró que el Grupo de Lima «tiene un nivel de dogmatismo mucho mayor», donde se considera que el tema Venezuela es el único que une a los países de la región y deja afuera otros temas, y «no avanzó nunca nada» en términos de cambiar la situación para que el pueblo venezolano deje de sufrir o tenga una situación democrática más sólida.
En cambio, en el GIC «hay un debate sobre cuáles son las mejores metodologías».