Los restaurantes y bares de Nueva York, uno de los ingredientes que mejor marcan el carácter de la ciudad, esperan con ansia la vacuna del covid 19, después de que el alcalde Bill de Blasio anunciara que sus trabajadores pueden optar a ser inmunizados.
En la ajetreada calle de Manhattan, en el barrio de Green Point, el restaurante español El Born es uno de los negocios que espera con impaciencia que sus trabajadores puedan ponerse la vacuna cuanto antes, especialmente cuando las autoridades han prometido la reapertura de los salones interiores al 25 % de su capacidad el próximo 14 de febrero.
La dueña del local, Elena Manich, está ajetreada limpiando de nieve el patio interior del restaurante, donde ha colocado al aire libre las únicas mesas donde puede atender a los comensales, 20 en total, un número insuficiente para que el negocio sea rentable.
REPARTIDORES Y TAXISTAS TAMBIÉN RECIBIRÁN LAS VACUNAS
Junto a los trabajadores en la hostelería, los repartidores de comida a domicilio y los taxistas también han pasado a ser elegibles para ser inmunizados.
Mientras espera a una cliente junto al céntrico parque Bryant, Causer, que lleva cerca de ocho años conduciendo un taxi, se muestra también ilusionado por recibir la vacuna, aunque confiesa que no tiene miedo de contagiarse, porque el vehículo está equipado con una mampara de plástico que separa el asiento de los pasajeros del lugar que ocupa el conductor.
Preparado para llevar un nuevo pedido, Juan Jara, repartidor de comidas para la aplicación Grunhub, también se muestra contento de poder optar a recibir la vacuna, porque, según explica, siempre tiene medio cuando trabaja, ya que «mucha gente no usa mascarilla».
«Está bien, porque nosotros como deliveros (repartidores) corremos un gran riesgo afuera, en la calle, todo el tiempo. Con la vacuna sé que tenemos que seguir protegiéndonos, pero el riesgo es menor», zanja antes poner a punto su GPS y acelerar su moto para alejarse en el fluido tráfico de la todavía nevada ciudad.