El huracán Laura, que tocó tierra como categoría 4 en Luisiana (EE.UU.) esta madrugada, ha ocasionado daños menores a numerosos edificios y viviendas tanto en ese estado como en el vecino Texas y ha dejado a decenas de miles de personas sin energía eléctrica, aunque todavía no se han reportado víctimas mortales.
El gobernador de Louisiana, John Bel Edwards, dijo en declaraciones a la CNN que hasta el momento no se han reportado muertos por el paso de Laura: «No sé cuánto tiempo aguantará, pero es una bendición».
En declaraciones a la misma cadena, el gobernador de Texas, Greg Abbot, dio la misma buena noticia que Edwards e indicó que «sin duda» la masiva evacuación en la zonas había «salvado vidas».
Jeff Branick, juez administrativo del condado de Jefferson, en Luisiana, dijo en declaraciones a la estación 12 News que esperaba daños mayores a lo que hasta ahora se ha reportado, pero que aún era prematuro tener un cálculo real del huracán, que llevó a la evacuación de miles de personas.
«Lo que sí nos alivia es que lo peor ya pasó y debemos estar más tranquilos porque se logró evacuar a una gran mayoría de la población que entendió que era mejor prevenir que lamentar», señaló Branick.
Laura tocó tierra este jueves cerca de la localidad de Cameron con vientos máximos sostenidos de hasta 150 millas por hora (240 km/h), según datos del Centro Nacional de Huracanes (NHC).
Tras adentrarse en Estados Unidos, el huracán ha perdido fuerza rápidamente y, según el último boletín del NHC, Laura se degradó ya a fuerza 2 en la escala Saffir Simpson, con vientos máximos sostenidos de 100 millas por hora (160 km/h), pero todavía causando «inundaciones provocadas por la lluvia que se propagan hacia el interior de Luisiana occidental y central».
Se prevé que Laura mantenga la categoría de huracán, con vientos superiores a las 75 millas por hora (119 km/h), en las próximas horas y hasta que alcance la frontera norte de Luisiana con Arkansas.