Los gobiernos de Miami-Dade y Broward, en el sureste de Florida, dos de los focos de la COVID-19 en el estado, endurecieron este viernes las multas para infractores del uso de máscaras o de normas de distanciamiento para negocios y llamaron a la «responsabilidad personal» para evitar otro cierre de la economía.
El gobernador Ron DeSantis, que se niega a ordenar el uso obligatorio de tapabocas, anunció una partida de 75 millones de dólares para ayudar con los pagos de alquiler e hipotecas de los afectados por la pandemia.
Miami-Dade, Broward y Palm Beach, en el sureste de Florida, epicentro del contagio en el estado, recibirán 7,5 millones de dólares, 7,5 y 4,8 millones, respectivamente, en ayuda de vivienda.
DeSantis, que ha minimizado la explosión de casos ocurrida desde mediados de junio, señaló además que hay aún una disponibilidad de camas del 21 %.
«El asunto es que tenemos capacidad, tenemos la capacidad de cuidar a las personas, y COVID, si bien es importante, es solo una fracción de las personas en los hospitales», aseguró.
Entre tanto, el alcalde de Miami-Dade, Carlos Giménez, endureció este viernes las multas para aquellos que no lleven mascarillas, a 100 dólares la infracción, como también a los negocios que incumplan las normas de distanciamiento y ocupación, a 500 dólares, con probabilidad de cierre temporal a reincidentes.