Florida superó este lunes la barrera de las 5.000 muertes por la COVID-19 y completó siete días consecutivos de más de 10.000 casos nuevos de la enfermedad, según informó el Departamento estatal de Salud.
En las últimas 24 horas se contabilizaron 10.347 nuevos contagiados y 90 fallecidos, con lo que la cuenta total de la enfermedad desde el 1 de marzo se situó en 360.394 casos positivos y 5.181 fallecimientos.
Además, 292 personas tuvieron que ser hospitalizadas por la enfermedad, que comienza a poner en jaque a algunos hospitales del estado que ven cómo sus Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) se saturan.
Alrededor de medio centenar de hospitales en toda Florida no disponen ya de camas UCI, mientras que en el condado de Miami-Dade son doce los centros sanitarios que están al cien por cien de capacidad en este aspecto.
En total los hospitales de todo el estado están al 76,06 % de capacidad (camas de planta y UCIs), unas cifras que el gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha dicho en varias ocasiones que «por el momento no resultan preocupantes», ya que estos centros están acostumbrados a trabajar con esta disponibilidad.
El virus, cuyo epicentro continúa en los condados sureños, se cobró diecinueve vidas en Broward, siete en Miami-Dade y seis en Palm Beach.
Miami-Dade detectó 2.797 nuevos casos, Broward 1.625 y Palm Beach 641, y, aunque ha aumentado el número de pruebas hasta aproximadamente 100.000 diarias, la tasa de positivos se sitúa este lunes en el 18,2 %, muy por encima del 5 % que recomienda la Organización Mundial de la Salud para abrir la economía.