Miles de migrantes africanos aguardan desde hace meses en la frontera entre México y Estados Unidos, donde afrontan condiciones de hacinamiento, falta de ingresos y abusos en una zona con altos índices de violencia.
Desde el 2019, personas provenientes de diversos países de África más de 5.000, según datos del Gobierno federal han atravesado el territorio mexicano para asentarse en estados que colindan con Estados Unidos, como Tamaulipas.
Matondo Kuanzambi, quien en su credencial de residencia expedida por el Instituto Nacional de Migración destaca que es apátrida, llegó a Matamoros (Tamaulipas) a mediados de mayo y desde esa fecha él, su esposa y sus dos hijos, quienes viven con cuatro compatriotas más en una casa de apenas dos cuartos, la sala y un baño, enfrentan a la falta de apoyo durante su nueva estancia.
«Tenemos niños dormidos en colchonetas, no tenemos condiciones de vivienda, tampoco ropa, ni dinero para comprar comida cada día, necesitamos apoyo», declaró este lunes a Efe el migrante, quien se aferra al idioma español para facilitarse la comunicación con la comunidad.
En el interior de la vivienda, ubicada en el fraccionamiento (localidad) Paseo de Las Brisas, uno de los más inseguros a nivel local, apenas hay una mesa y diversos enseres, mientras en el exterior se encuentra una cama donde duerme una de las personas.
«Apenas tenemos unas semanas en Matamoros, no queremos ir a Estados Unidos, no tenemos otro lugar para ir», afirmó el extranjero con preocupación tras exponer que uno de los migrantes pagó la renta de una casa y después fue echado por el propietario de manera arbitraria sin que ninguna autoridad los asesorara.