El gobernador de Florida, Ron DeSantis, dio este viernes luz verde para que el lunes reabra el condado de Palm Beach, uno de los tres más afectados por la pandemia de COVID-19, mientras que Miami-Dade, con la mayor cantidad de casos y muertes, espera abrir de forma tentativa algunos negocios, incluidos restaurantes, a partir del 18 de mayo.
DeSantis comenzó desde el lunes pasado la primera fase de reapertura, con restricciones, en 64 de los 67 condados de Florida, dejando por fuera a Miami-Dade, Broward y Palm Beach, los más poblados y con más casos confirmados en conjunto (22.606) y muertes (945).
El anuncio de hoy se produce después de que Dave Kerner, alcalde de Palm Beach, condado donde encuentra la residencia y club privado Mar-a-lago, del presidente estadounidense, Donald Trump, solicitara a DeSantis permiso para la reactivación económica.
«Creo que están listos para eso. Creo que la gente aquí es inteligente», dijo DeSantis en una conferencia en Palm Beach, norte de Miami, junto con Kerner.
En la primera fase de apertura, DeSantis emitió reglas estatales para comercios con un límite de 25 por ciento de ocupación.
El gobernador anunció también que ese condado, con 3.545 casos confirmados este viernes y 229 muertes por COVID-19, tendrá «pronto» prueba rápidas de anticuerpos, similares a las que suministró este jueves en la ciudad de Miami Gardens.