La economía global puede contraerse este año alrededor de un 1 %, frente al crecimiento del 2,5 % que se preveía, como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, un impacto que puede ser aún mayor si las restricciones para combatir la enfermedad se alargan hasta el tercer trimestre o si las medidas fiscales no son adecuadas, según advirtió este miércoles Naciones Unidas.
En un informe, la ONU apunta que un paquete de estímulo bien diseñado, que dé prioridad al gasto sanitario para frenar el virus y que apoye económicamente a los hogares más afectados reducirá la probabilidad de una recesión profunda.
«Se necesitan medidas políticas urgentes, no sólo para contener la pandemia y salvar vidas, sino también para proteger a los más vulnerables en nuestras sociedades de la ruina económica y apoyar el crecimiento económico y la estabilidad financiera», apuntó en un comunicado Liu Zhenmin, el responsable del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de Naciones Unidas.
Según la ONU, las restricciones al movimiento y las medidas de confinamiento están teniendo ya un efecto muy duro en las economías de Europa y Norteamérica, sobre todo en sectores como el comercio, el ocio, la hostelería y los transportes, que suponen más de un cuarto de los empleos.
Esos efectos se contagiarán muy pronto a los países en vías de desarrollo a través de los canales comerciales y de inversión, con una contracción del consumo que les afectará y que contraerá la producción manufacturera.