Nueva York dio este viernes un paso más en sus drásticas medidas para tratar de frenar el coronavirus, ordenando el cierre de todos los negocios no esenciales y pidiendo a la población que se recluya en sus casas todo lo posible para evitar los contagios por coronavirus.
Las nuevas restricciones, que entrarán en vigor el domingo por la noche y afectarán a unas 19 millones de personas, llegan después de que California, el mayor estado del país, pusiera en marcha un plan parecido.
Durante los últimos días, Nueva York ha ido endureciendo las restricciones prácticamente a diario. Primero se vetaron los grandes eventos, luego se cerraron escuelas, se redujo el porcentaje de empleados que podían acudir a sus puestos y se clausuraron teatros, cines, bares y restaurantes, entre otros.
El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, lo comparó este viernes con una válvula para gestionar la «densidad» de personas que ahora se cierra por completo para poner a «Nueva York en pausa», que es como el gobernador ha bautizado la nueva política.
A partir del domingo por la noche, la actividad en Nueva York se detendrá casi por completo, pues todos los negocios no considerados vitales deberán estar desiertos.
El transporte público seguirá operando con normalidad, pero se pide a la población que no lo utilice a menos que sea totalmente necesario.
Aunque Cuomo ha evitado en todo momento hablar de confinamiento o de cuarentena, términos que en su opinión contribuyen al pánico, las medidas en Nueva York son muy similares a las tomadas en otros países o en California.
La orden ejecutiva anunciada por Cuomo veta cualquier reunión no esencial y toda concentración de personas en la calle, al tiempo que demanda a los neoyorquinos que guarden una «distancia social» de al menos 2 metros cuando estén en el espacio público.