Hace poco más de seis meses, el tenor español Plácido Domingo (1941) era el «legendario», el «superstar», el «operaholic«, el que colgaba el cartel de «sold out» en todo EE.UU, pero las acusaciones de acoso sexual y abuso de poder allí han «oxidado» para siempre una sólida carrera de 61 años.
Desde el 13 de agosto Domingo, después de nueve testimonios de mujeres a una agencia de noticias en los que denunciaban que en los años 80 habían sufrido acoso por su parte, la carrera del tenor ha ido en declive.
Ocho cantantes y una bailarina, todas de forma anónima excepto una, declararon a la agencia AP que Domingo las sometió a acoso sexual, a lo que el tenor respondía entonces que «siempre» creyó que sus relaciones eran «consensuadas y bienvenidas».
Hoy ha asegurado en un comunicado que acepta «toda la responsabilidad» de sus acciones y pide perdón «por el dolor causado», una declaración a la que ha seguido poco después el resultado de la investigación del sindicato de artistas musicales de EE.UU (AGMA) en el que «confirman» las acusaciones.