La Administración del presidente de EE.UU., Donald Trump, presentó este jueves una nueva normativa sobre la protección de las aguas que excluye millones de kilómetros de ríos y numerosos pantanos y lagos del amparo federal, rompiendo así con una plan medioambiental de más de 30 años.
En palabras de Marty Durbin, jefe del Instituto Global de Energía de la Cámara de Comercio, la medida aprobada este jueves «distingue entre las aguas que deben ser reguladas por el gobierno federal y aquellas que dependen de los estados, facilitando los negocios, estados y gobiernos locales entender sus obligaciones».
La regulación acaba con la necesidad de obtener permisos para la deposición de residuos en las aguas por parte de los agricultores, constructoras, compañías mineras y las industria petrolífera y de gas; algo que sí demandaba la regulación aplicada por el presidente Barack Obama (2009-2017), que además multaba la deposición de derivados del petróleo en las aguas protegidas.
La nueva medida, presentada bajo el nombre de Regla de Protección de Aguas Navegables, acaba con una demarcación de aguas protegidas que regulaba la orografía de Estados Unidos desde hace 30 años, algo que ha levantado ampollas entre los grupos medioambientales del país.