La numerosa comunidad latina de Los Ángeles llora este lunes la muerte de la estrella de baloncesto Kobe Bryant con la pena propia de cuando se trata de un familiar cercano, dado el cariño mutuo patente y que quedó reflejado cuando el jugador de los Lakers aprendió a hablar español.
“Se murió alguien de nuestra familia. No creo que no haya una sola casa de latinos en Los Ángeles donde no haya una foto de él”, dijo entre lágrimas Eddy Ascencio, de 24 años y uno de los cientos que este lunes se han congregado en las puertas del Staples Center, la casa de los Lakers.
“Esta mañana, cuando desperté, esperaba que todo fuera un sueño y que Kobe estuviera aún vivo”, confiesa este joven de raíces guatemaltecas, mientras pone flores en altares improvisados en los exteriores del coliseo angelino, algunos de ellos de la Virgen de Guadalupe.
Los sentimientos de incredulidad los comparte Ivonne Mendez, una hispana que viajó casi 60 millas (90 kilómetros) desde la ciudad de Riverside para poner una corona en forma de corazón cerca de la foto del jugador y de su hija de 13 años, Gianni, muertos los dos el domingo en un accidente de helicóptero junto a otros siete ocupantes.
“Cuando termine todo esto tenemos que poner una cruz ahí, y poder recordar su mensaje, porque la Mamba no se detiene”, puntualizó Enrique Acevedo, un seguidor de Bryant que viajó desde Santa Barbara.