Diez años atrás «la droga y la prostitución» eran los dueños de Wynwood, pero los llamados «Wynwood Walls«, las paredes en las que artistas callejeros de todo el mundo plasman su creatividad, lo convirtieron en el barrio de moda de Miami.
«Este barrio era muy mal venido, muy peligroso, en el que había mucha droga, prostitución. Y ahora basta darse una vuelta para saber lo distinto que es, lo atractivo y lo turístico«, dice el artista chileno Dasic Fernández mientras termina una de las obras con las que se conmemora el décimo aniversario.
El vecindario de Wynwood surgió durante los años veinte como una zona residencial para familias de clase media, pero después de la Segunda Guerra Mundial muchos se marcharon y la población se redujo.
Entonces se transformó en un distrito industrial que concentró a la gente más pobre de la ciudad y las tasas de criminalidad se dispararon.
Y así se mantuvo durante años, hasta que en 2009 el promotor inmobiliario Tony Goldman convirtió las paredes de varias naves industriales en el lienzo perfecto para jóvenes grafiteros.
Tres años después, este visionario falleció, pero su hija Jessica Goldman tomó las riendas del negocio y mantiene vivo el legado familiar a través de Global Goldman Arts (GGA).
El precio de las propiedades inmobiliarias se ha disparado. Como ejemplo, una vivienda unifamilar de tres habitaciones y cerca de 1.500 metros cuadrados vendió por 62.000 dólares en 2006 y ahora está a la venta por 4 millones de dólares, un 4.600 % más.
A escasos metros hay un terreno de 525 metros cuadrados disponible por siete millones de dólares, mientras que un apartamento a estrenar de dos dormitorios se vende (o se intenta) por 570.000 dólares.