El movimiento sindical, nacido en Europa en el siglo XIX, ha ganado apoyo en la sociedad al otro lado del Atlántico en los últimos años, en EE.UU., que hoy celebra el Día del Trabajo, coincidiendo con la era del presidente, Donald Trump, y el estancamiento de los salarios de la clase trabajadora.
En vísperas de esta festividad se ha dado a conocer que el 64 % de la población aplaude la existencia de organizaciones sindicales, según una encuesta del prestigioso centro de investigación Gallup.
Esa es una de las cotas más altas registradas en los últimos 50 años y demuestra que la sociedad estadounidense aboga ahora más por las negociaciones colectivas de los trabajadores para conseguir mejores condiciones en sus contratos y hacer frente a las empresas.
Para Richard Trumka, presidente de la plataforma sindical AFL-CIO, la mayor de EE.UU., «los trabajadores de EE.UU. continúan sintiéndose cada vez más abandonados por una economía que ha sido dominada por Wall Street«, ya que, a su juicio, el Gobierno de Trump «escucha primero» a las grandes empresas.
Otra de las cuestiones que va a tener un impacto importante en el mercado laboral estadounidense es la política comercial exterior de Trump, marcada principalmente por la imposición de aranceles a diferentes regiones; el pacto entre EE.UU., Canadá y México (T-MEC) y las negociaciones para llegar a un acuerdo comercial con China.
Para intentar que el T-MEC llegue a buen puerto y sea aprobado en el Congreso, Trumka y otros líderes sindicales se desplazarán a Ciudad de México este miércoles para reunirse con el presidente mexicano, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, y analizar las cuestiones laborales del tratado.
El líder sindical explicó que si México «no puede garantizar» la capacidad de los trabajadores de negociar salarios más altos o crear sindicatos «libres y democráticos», el Legislativo de EE.UU. no debería ratificarlo.