A través de los inmortales retratos que de ella tomaron los cuatro grandes fotógrafos de su vida, el mito Marilyn Monroe sigue vivo en una exposición que junta por primera vez sus imágenes y descubre en París a la mujer rebelde y vital oculta tras la estrella hollywoodiense.
Sam Shaw, Milton H. Greene, André de Dienes y Bert Stern, que se convirtieron prácticamente en miembros de su familia y retrataron a Monroe más allá de su imagen extremadamente sexualizada, nunca antes habían expuesto conjuntamente.
En el verano en el que se cumplen 57 años de su muerte, la galería Joseph, en el barrio parisino de Le Marais, refleja a través de sus objetivos la metamorfosis de la joven Norma Jeane en icono del siglo XX a través de fotografías, portadas de revistas o carteles de cine, algunos desconocidos hasta el momento.
De Dienes fue, en 1945, el primero en inmortalizar a la joven cuando esta tenía 19 años y aún no había cambiado su nombre por el de Marilyn Monroe.
La exposición «Divine Marilyn» documenta toda una vida mediante 200 imágenes, desde la niña huérfana y la siempre risueña adolescente de cabello castaño y rizado previa al mito, hasta semanas antes de su fallecimiento.
Fotos de infancia y sus primeras sesiones como maniquí se intercalan con documentos de la agencia con la que empezó su carrera de modelo.