La creciente presencia de fuerzas de seguridad mexicanas, en su mayoría Policía Naval, en las laderas del río Suchiate, que separa México de Guatemala, ha conllevado un marcado descenso de los cruces de migrantes indocumentados en este tradicional punto fronterizo.
Israel López Ordóñez, originario de Guatemala y balsero de profesión, comentó que desde hace una semana el flujo migratorio cayó sustancialmente, lo que impactó en los bolsillo de quienes trasladan de un lado a otro mercancías, pero también personas.
Reconoció que el costo por el trayecto que cobra a los migrantes indocumentados es de 25 pesos (unos 1,3 dólares), para cruzarlos de un lado a otro.
«Sí ha bajado bastante y nada va a ser igual. Hay mucha expectativa, las cosas ya no serán iguales porque al ver la presencia de la autoridad aquí la gente ya no se va atrever a pasar», apuntó.
Afirmó que desde que se anunciaron las nuevas políticas migratorias por parte de México -que incluyen el despliegue de miles de efectivos de la Guardia Nacional en el sur y sureste del país- han dejado de verse a cubanos, haitianos y africanos.
De manera paralela a este aumento de los controles migratorios, el Gobierno de México continúa defendiendo su plan de desarrollo de Centroamérica y busca estrechar lazos con sus vecinos del sur.
Para tal fin, López Obrador anunció este lunes que se reunirá el jueves en Tapachula con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, para presumiblemente abordar el fenómeno migratorio y el programa de desarrollo para Centroamérica.