Como hiciera Jesús con sus discípulos durante la Última Cena, el papa Francisco lavó hoy los pies a doce reclusos en una cárcel próxima a Roma y les animó a evitar cualquier tentación de dominación y a ayudarse entre sí, a ser «más amigos y hermanos».
El pontífice argentino se traslado a la penitenciaría de Velletri (centro) para conmemorar este Jueves Santo la «Última Cena del Señor» y en su homilía, improvisada, recordó la importancia del rito del lavado de los pies, realizado por Jesús de Nazaret a sus apóstoles.
Francisco insistió ante los presos, pero también ante el personal de la cárcel y los guardias de seguridad, en que «el más grande debe servir al más pequeño».
De este modo, Francisco dio inicio al conocido como «Triduo Pascual», los tres días antes de Pascua que proseguirá mañana con la celebración de la Pasión del Señor y el tradicional «Vía Crucis» en el Coliseo romano, símbolo de la persecución de los primeros cristianos y este año centrado en el drama de los inmigrantes.