El Gobierno de EE.UU. evalúa acabar con algunas de las doce categorías que permiten a los estadounidenses viajar a Cuba, lo que podría afectar a las aerolíneas y cruceros que aceleraron su actividad tras el deshielo iniciado en 2014.
La «número dos» del Departamento de Estado para Latinoamérica, Carrie Filipetti, explicó este jueves, que actualmente se está reconsiderando si debe autorizarse cualquier viaje que no sea por motivos familiares, porque quiere evitarse que el dinero de los viajeros «vaya a parar a las manos del régimen cubano».
«Estamos ahora iniciando una investigación para determinar hasta qué punto algunas categorías de esos viajes permitidos están sirviendo para enviar dinero a elementos dentro del régimen», manifestó Filipetti, que no concretó cuándo se decidirá qué categorías permanecen y cuáles se eliminan.
Los estadounidenses tienen prohibido hacer turismo en Cuba, pero pueden viajar si cumplen con algunas de las doce categorías existentes: visitas gubernamentales, actividades de medios de comunicación o centros de investigación, proyectos educativos, religiosos y médicos, entre otros.
El acercamiento impulsado en 2014 por el entonces presidente de EE.UU., Barack Obama, y su homólogo cubano, Raúl Castro, permitió flexibilizar ese tipo de excepciones.