El español Rafael Nadal derrotó al canadiense Milos Raonic, el cabeza de serie más alto que quedaba en liza (3), por 6-4, 7-6 (7) y 6-4 para regresar hecho una furia a las semifinales del Abierto de Australia y lograr su victoria 50 en este torneo.
Campeón en 2009 y finalista en 2012 y 2014, el zurdo español no pisaba las semifinales de un Grand Slam desde Roland Garros en 2014, cuando ganó luego el último de sus nueve títulos en París. Este miércoles cortó esa racha con un soberbio despliegue de agresividad, vengándose de la derrota que Raonic le había infligido hace unas semanas en los cuartos de final de Brisbane.
«No soy muy arrogante y siempre he tenido dudas», dijo Nadal sobre su gran regreso. «Incluso cuando ganaba tenía dudas, pero es bueno para sentirte mejor luego. Me hace incluso disfrutar más de los buenos momentos como este», señaló.
«No sé como lo gané, solo luchando», expresó sobre el segundo set en el que salvó seis bolas de parcial. «Decidí estar más encima en la pista y muy concentrado con mi saque».
«Grigor (Dimitrov) es un gran jugador», apuntó sobre su próximo rival, «todo el mundo sabe que ya era un gran jugador antes de hoy. Esta jugando muy bien, el año pasado fue mal para él pero cuando uno vuelve tiene incluso más poder», dijo.
«Me encanta el deporte», añadió sobre el duelo de este jueves entre Federer y Wawrinka, «si no ves ese partido es que no te gusta el deporte», prosiguió. «Es increíble después de tantas lesiones y tantos meses que esté en las semifinales», añadió sobre Federer, «es especial para él y para la gente que ama el tenis. Hay que darle las gracias, y espero ver un gran partido».
Muy rápido, con un gran servicio, sin cederlo nunca, a pesar de que Raonic dispuso de cuatro opciones de rotura, restando como hacía mucho que no lo hacía, plano, con un golpe seco mortal, siempre encima de la bola y dominando los pocos intercambios que el canadiense le permitía, Nadal dibujó en la Rod Laver Arena una de sus victorias más importantes, quizás la que más necesitaba.
El de Manacor, no solo estuvo genial al ataque. También en la defensa, pues salvó seis puntos de set en el segundo parcial, tres con su saque en el décimo juego, y otros tres en el desempate, para confirmar después la primera oportunidad que tuvo, cuando sacaba Raonic y su ataque de derecha se vio interrumpido por la cinta y luego la bola botó fuera.
Ante esa muralla, Raonic no estuvo fino con su mejor arma, el saque. Había llegado al duelo con 93 y solo conectó 14 directos y Nadal se lo robó en dos ocasiones. Falló un remate de escándalo cuando entregó por primera vez su saque en el séptimo juego del primer set, y eso sí, colocó un globo a Nadal en el desempate que levantó al público de sus asientos.
A mitad del segundo set, el canadiense que había señalado que se encontraba casi totalmente recuperado de su proceso febril, le dijo a la juez de silla, «no puedo arrancar», y pidió tiempo y médico para abandonar la pista. Pero a su regreso, el ahora discípulo de Richard Krajicek no pudo interrumpir el monólogo del encuentro.
Nadal siguió al pie de la letra el guión trazado para romper en el último juego del partido, cuando ya Raonic estaba desesperado porque Rafa se mostraba insuperable.
Su duelo contra Dimitrov será la 24 semifinal de Grand Slam de Nadal, acechando las 26 de Andre Agassi y la quinta en Melbourne. Después de Roland Garros, donde tiene 72 victorias y solo dos derrotas, el Abierto de Australia es el ‘major’ donde se ha mostrado más efectivo, con 50-10.
La victoria de hoy le proyectará al sexto puesto del mundo. Está a dos triunfos más del título, el que sería su 15 Grand Slam, y de conseguirlo, el próximo lunes aparecería cuarto en la lista.
Nadal se enfrentará en semifinales contra el búlgaro Grigor Dimitrov, que avanzó por primera vez a esta ronda en Melbourne al derrotar al belga David Goffin, por 6-3, 6-2 y 6-4, en dos horas y 13 minutos.
El español domina al búlgaro, a quien ha ganado en siete de sus ocho enfrentamientos. La única victoria de Dimitrov llegó en los cuartos de final de Pekín el año pasado (6-2 y 6-4). Nadal le derrotó ya en cuartos del Abierto de Australia hace tres años (3-6, 7-6, 7-6 y 6-2). En cinco encuentros en pista dura, Rafa ganó cuatro.
Dimitrov había explotado sus recursos, y tras pasar dos años «en una constante montaña rusa», como él mismo explicó, logró por primera vez la penúltima ronda en Melbourne exhibiendo su clase.
Dotado de uno de los mayores talentos del circuito, el búlgaro mantiene su agenda del 2017 intachable. Sigue sin perder un partido de los diez que ha disputado, tras ganar recientemente el quinto título de su carrera en Brisbane, al derrotar al japonés Kei Nishikori en la final, y ha alcanzado ahora la segunda semifinal de un Grand Slam en su carrera, después de la de Wimbledon hace casi tres años.
El jugador de Haskovo, entrenado desde julio del pasado año por el venezolano Daniel Vallverdú, ex de Andy Murray y Tomas Berdych, es ya el primer búlgaro (hombre o mujer) en avanzar a esta ronda más de una vez en torneos de Grand Slam.
«Con cualquiera que me enfrente debo estar al cien por cien. No hay atajos para ganar un Grand Slam», dijo antes. «Creo que ahora tengo mis prioridades más claras y sé lo que quiero de mí mismo en cuanto llego a un torneo», comentó Dimitrov, pleno de moral al ser el único jugador invicto este año, y tras regresar a una semifinal de un grande después de dos años, seis meses y 23 días.
Semifinalista en Wimbledon al vencer a Andy Murray en 2014, Dimitrov reconoció que en los dos últimos años «todo ha transcurrido en una constante montaña rusa», dijo el búlgaro, que antes de Vallverdú trabajó también con el argentino Franco Davin, exentrenador de Juan Martín del Potro, y ahora colaborando con el italiano Fabio Fognini.
Dimitrov llegó a ser octavo del mundo en agosto de 2014, su mejor ránking, pero luego bajó al 40 (julio de 2016). Ahora es el 15 y en progresión, pues la victoria ante Goffin le subirá hasta el 12, y de ganar el título subiría al sexto.
«Me he marcado unas metas altas para mí este año, y quiero cada vez ser mejor y mejor», avanzó Dimitrov, uno de los tres jugadores, con revés a una mano (Roger Federer y Stan Wawrinka, también), que lucharán este año en las semifinales de Melbourne.
«Su principal mejoría es mental», dijo Goffin sobre el búlgaro. En los últimos meses ha estado mejor que en el pasado. No concede ningún punto. Ha sido muy sólido», razonó.EFE.