Israel ha relanzado su política colonizadora con la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, al aprobar este lunes la construcción de 2500 viviendas en los territorios palestinos ocupados de Cisjordania después de haber anunciado la extensión de los asentamientos en Jerusalén Este.
Dos días después de hablar por teléfono con Trump y acordar una reunión en Washington este mes de febrero, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha dado luz verde a un paquete de unidades residenciales que se construirán en su mayoría en grandes bloques de asentamientos judíos de Cisjordania.
«Volvemos a una vida normal en Judea y Samaria (nombre bíblico para los territorios palestinos de Cisjordania)», declaró el titular de Defensa, Avigdor Lieberman.
Zeev Elkin, ministro de Medio Ambiente, añadió que las unidades residenciales están destinadas a israelíes que ya residen en territorio ocupado y que, ante la falta de edificación en estos años, vivían en casas prefabricadas en asentamientos.
«Espero que sólo sea el comienzo de una oleada de nuevos edificios a lo largo de nuestra tierra ancestral después de ocho años muy difíciles», manifestó el jefe del Consejo Yesha de Asentamientos Judíos, Oded Revivi.
Para la organización, que representa a 430.000 colonos, la construcción de «ciudades israelíes» en este territorio ocupado es «una respuesta a la paz» al entender que «permite a israelíes y palestinos vivir y trabajar juntos.»
Por su parte, la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha condenado la medida que califica de «provocación y desafío» y advierten que traerá consecuencias en la estabilidad y la paz en la región.
La medida sigue a la aprobación el pasado domingo de 566 viviendas en Jerusalén Este, que habían sido suspendidas en diciembre a petición de Netanyahu con el fin de evitar un nuevo choque con la Administración estadounidense de Barack Obama.
La Municipalidad dio luz verde al proyecto dos días después de que Trump tomara posesión y, seguidamente, el primer ministro israelí prometió que permitirá la extensión de asentamientos en la zona oriental de la ciudad que hasta hora limitaba por la presión internacional.
La Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ve en esta escalada de construcciones un «crimen de guerra y una flagrante violación de las leyes y convenciones internacionales», especialmente de la reciente resolución 2334 de la ONU aprobada por la abstención de EEUU, durante el último mes de presidencia de Obama.
«Es evidente que Israel está aprovechando la inauguración de la nueva Administración estadounidense para aumentar estas violaciones e impedir la existencia de un Estado palestino», aseguró la dirigente de la OLP, Hanan Ashraw.
Para el ala dura del Ejecutivo israelí la expansión de los asentamientos no es suficiente e insisten en la anexión de todo el área C de Cisjordania.
«En el mejor de los escenarios es un intento por evitar la extensión de la soberanía en Judea y Samaria, en el peor forma las bases para el establecimiento de algo menos que un estado palestino», declaró Bezalel Smotrich, diputado del pro colonizador Hogar Judío al digital Israel National News.
«No somos estúpidos», reprochó Smotrich, ya que cree que la decisión de hoy intenta compensar el aplazamiento del proyecto de ley para anexionar la colonia de Maale Adumim, como primer paso a la anexión del área C, territorio que quedó bajo control administrativo y de seguridad de Israel en el proceso de Oslo (1993).
El líder de Hogar Judío y ministro de Economía, Naftalí Benet, afirmó por la mañana que la presidencia de Donald Trump es una oportunidad para que su país «abandone los conceptos obsoletos» de Oslo y propuso «no una Autoridad Palestina, como existe ahora, sino una Autonomía Palestina».
«Por primera vez en 50 años, Israel debe determinar su propio destino. Debemos preguntarnos qué queremos: ¿soberanía israelí en área C o un Estado palestino?», dijo en un acto público donde invitó a desestimar la solución de dos estados y a poner en práctica su ya conocido plan de cinco puntos para la anexión de los territorios ocupados por Israel desde 1967.
Netanyahu confía en que la nueva presidencia estadounidense abre «inmensas e importantes oportunidades» para Israel, al tiempo que pide cautela a sus ministros en las actuaciones. EFE