Cuatro días después de que un avión militar ruso con 92 personas a bordo se estrellara en aguas del mar Negro sin que hubiera supervivientes, siguen sin conocerse las causas del siniestro, pese a que los servicios de rescate ya han recuperado las «cajas negras» del aparato.
Aunque algunas fuentes anónimas han apuntado al fallo de los flap de las alas del Tu-154 como la causa técnica más probable del accidente, las autoridades rusas guardan silencio y mantienen que por ahora no se puede descartar ninguna versión de lo sucedido.
«Los datos del registrador de parámetros» técnicos de la aeronave en el momento del siniestro «indican un fallo en el mecanismo que acciona los flap» del avión, explicó a Interfax una fuente de la investigación.
Al mismo tiempo, agregó, «hay motivos para suponer que la tripulación de cabina pudo cometer errores en la toma de decisiones en el instante crítico», lo que, sumado» al fallo técnico, «pudo provocar el accidente».
«Los primeros resultados oficiales de los análisis de las ‘cajas negras’ pueden hacerse públicos en las próximas 24 horas», concluyó el interlocutor de la agencia rusa.
La prensa rusa también filtró las últimas palabras de los tripulantes de cabina -grabadas por una de las «cajas negras» instantes antes de que el avión chocara con el agua- en las que el copiloto le grita al comandante de la aeronave que han fallado los flap.
Mientras, la comisión de expertos que investiga la tragedia baraja entre las posibles causas del siniestro una reparación defectuosa de la aeronave, mal funcionamiento de los flaps, un error de pilotaje o la mala calidad de combustible repostado durante la escala que hizo el avión en la ciudad de Sochi (mar Negro).
Tampoco está descartada la versión de un atentado terrorista, según reveló a la agencia oficialista RIA Nóvosti una fuente próxima a esa comisión, aunque tanto el Gobierno ruso como los servicios secretos han asegurado que no hay indicios que apunten a esa posibilidad.
Los equipos de rescate han recuperado por ahora 15 cuerpos y 239 fragmentos de cadáveres en la zona del mar Negro donde cayó el avión.
Trece cuerpos y 168 fragmentos humanos ya han sido transportados a Moscú al Centro de Medicina Legal para su identificación y análisis genético.
La operación de rescate podría ser suspendida en las próximas horas debido al mal tiempo en la zona de Sochi, con lluvias, granizo, niebla y vientos con rachas de hasta 18 metros por segundo.
En el operativo de búsqueda de los restos de víctimas del accidente y de fragmentos del avión -que ya ha rastreado una superficie de 340 kilómetros cuadrados- participan 3.600 personas, 46 embarcaciones y más de 30 aviones y helicópteros.
Los buzos de rescate han realizado más de 30 inmersiones sólo en las últimas 24 horas y han recuperado del agua «multitud de fragmentos del avión y de su fuselaje, documentos y objetos personales» de las víctimas, según una nota difundida por el Ministerio para Situaciones de Emergencia.
El presidente ruso, Vladímir Putin, cambió el formato de la recepción de Fin de Año celebrada hoy en el Kremlin para honrar a los muertos en la catástrofe y mostrar respeto a los familiares y allegados de los fallecidos.
«Saben de la tragedia que hemos sufrido hace poco. Por eso quiero cambiar la tradicional recepción de Fin de Año para que tenga un carácter de trabajo» en lugar de uno festivo, se dirigió el líder ruso a sus invitados.
A bordo de la aeronave siniestrada viajaban 64 miembros de la agrupación de coro y danza Alexándrov del Ejército ruso, nueve periodistas, ocho militares, ocho tripulantes, dos funcionarios y la famosa doctora Elizaveta Glinka, presidenta de una fundación humanitaria.
Los artistas militares viajaban a Siria para ofrecer un concierto de Año Nuevo en la base área de Jemeimim, donde Rusia tiene desplegada una agrupación de aviones de guerra.
EFE