Cuando Omar Malavé, con apenas 28 años y en la cúspide de sus capacidades físicas, saltó de los terrenos al banquillo de las filiales de los Azulejos de Toronto, muchos creyeron que cometía un error.
Ocurrió en 1991. Malavé había pasado 8 años -desde 1981 hasta 1989- deambulando en las divisiones menores de Toronto, soñando con dar el salto a Grandes Ligas.
Sin embargo, el pírrico promedio vitalicio de .258 que dejó en esa etapa, y una oferta de los Azulejos, lo convencieron de optar por la enseñanza para seguir en el mundo del béisbol.
«No fue fácil», dijo Malavé al respecto en una ocasión.
Pero tras pensarlo durante un mes entero, y con su esposa como decisiva cómplice, el ahora mánager de Magallanes, que volverá a dirigir tras más de cinco años alejado de las últimas decisiones, inició una carrera que finalmente lo llevó a las mayores.
Aunque como ‘coach’ de primera base.
Ese reto en Grandes Ligas es, no obstante, muy distinto al que enfrentará con los Navegantes del Magallanes, la segunda novena con más títulos en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP) y una de las más populares.
«Aquí (en Venezuela) hay que ganar o ganar», a diferencia del método estadounidense, más enfocado en el desarrollo de las jóvenes promesas, señaló Malavé.
Y esa es, precisamente, la carencia más grande del Magallanes esta temporada. La novena valenciana tiene registro de 18 triunfos y 26 derrotas, y ocupa el sótano de la tabla tras 44 choques.
De sus últimos 15 cotejos el Magallanes, bajo la dirección de Carlos García hasta ayer, perdió 9. Cinco de ellos de forma corrida.
Las condiciones actuales del campeonato venezolano, que reparte 6 cupos entre 8 equipos para la ronda semifinal, ofrecen una ventana a los Navegantes que, a pesar de su mal desempeño colectivo están a solo 2.5 juegos de los Tigres de Aragua, dueños de la sexta plaza.
«Perder muy seguido pesa, pero estamos aquí para enderezar el rumbo y debe venir el punto de reacción», dice con esperanza Malavé. Y añade: «Me toca asumir este rol y recuperar el ánimo».
El estado anímico de los jugadores podría estar alto tan solo con el cambio de mánager, según el propio Malavé, quien reveló que «había mucha gente mal encarada» con García.
«Ahora mucha gente está celebrando, pero vi lágrimas en Carlos García en cada derrota, porque le duele mucho este equipo», asegura.
El despido de García puso fin a una de las historias de amor más envidiadas de la pelota venezolana. ‘El Almirante’, como se le conoce por su ascendencia sobre los peloteros, triunfó primero como jugador con Magallanes.
Luego, García asumió las riendas de los turcos en la campaña 2009-2010, en la que ganó el premio al Mánager del Año. La temporada pasada, llevó a los Navegantes hasta la final del torneo, pero perdió el título contra Aragua. Lamentablemente para los fanáticos de Magallanes y de García, ese buen andar cambió este 2016.
Pero los Navegantes, con Malavé al frente, tienen margen de 19 juegos para reaccionar. Una posibilidad cierta según ‘el Almirante’, porque el oriental «conoce profundamente» la nave.
«Seguro le irá bien», pronosticó García.
En Magallanes esperan que sea así y que, con la destitución de su mánager de los últimos cinco años, alcancen el objetivo de avanzar a semifinales. EFE