El presidente estadounidense, Barack Obama, advirtió hoy de que estigmatizar a los musulmanes y actuar como si el país estuviera en guerra con el Islam envalentonaría a los grupos extremistas y tendría un coste humano y moral para EE.UU., en una clara alusión a la retórica de su sucesor, Donald Trump.
«Nosotros (en Estados Unidos) no imponemos tests religiosos como prueba por la libertad», dijo Obama en su último discurso sobre seguridad nacional, en Tampa (Florida).
El mandatario se refería así a la polémica propuesta del presidente electo de EE.UU., que asumirá el poder el próximo 20 de enero, de someter a los inmigrantes de ciertos países, muchos de ellos con mayoría musulmana, a un «escrutinio extremo» basado en «tests ideológicos».
«Somos un país que ha derramado sangre contra ese tipo de discriminación y normas arbitrarias», subrayó Obama, sin nombrar en ningún momento a Trump.
Recordó que «los terroristas quieren que nos volvamos los unos contra los otros», por lo que no conviene «abusar de los cambios» en la estrategia contra el terrorismo internacional, y subrayó que los grupos extremistas como el Estado Islámico (EI) «no representan a todos los musulmanes» del mundo ni a los que viven en EE.UU.
«Si estigmatizamos a los musulmanes buenos y patrióticos, eso solo alimenta el argumento de los terroristas. Si actuamos como si estuviéramos en guerra con el Islam, no solo perderemos más vidas estadounidenses (en conflicto), sino que perderemos la vista de nuestros principios, de por qué estamos luchando», advirtió Obama.
El presidente alegó que EE.UU. es un país que quiere vivir «en una sociedad que sea abierta y libre, que pueda criticar a un presidente sin retribución», y donde «se juzgue a las personas por su carácter», no el color de su piel o su apellido.
«Eso es lo que nos separa de los tiranos y los terroristas», agregó.
También argumentó que Estados Unidos se distingue por su «respeto al Estado de derecho» y defendió, en ese sentido, su decisión de «prohibir rotundamente la tortura» a sospechosos de terrorismo, algo que, según aseguró, no ha hecho que el país pierda «información valiosa de inteligencia».
Ese último punto también escondía un mensaje a Trump, que durante su campaña presidencial abogó por restaurar la tortura a los sospechosos de terrorismo y someterles al ahogamiento simulado («waterboarding»), y cuestionó el hecho de que EE.UU. «trabaje con leyes» en esos temas cuando los terroristas no lo hacen. EFE