Con la hamburguesa, el diseño y la nostalgia como ingredientes básicos del menú, el Burger Beast Museum de Miami abrió sus puertas con un despliegue fascinante de más de 2.000 objetos que aúnan todo el sabor y la historia de la comida rápida estadounidense.
Un uniforme femenino de los años 40 de la cadena de comida rápida Krystal, ya desaparecida, el maniquí del payaso «Ronald McDonald» de 1940 y un cartel de Burger King anunciando su clásica «Whopper» a 45 centavos son algunos de los objetos exhibidos en este evocador museo temático, el único de su tipo en Estados Unidos.
«Es un museo histórico y el único de hamburguesas en Estados Unidos, una colección de más de 2.000 piezas que he ido coleccionando desde hace años» y que abarcan desde la década de 1930 hasta nuestros días, dice a Efe Sef González, propietario del museo, que abrió sus puertas la semana pasada en el Magic City Casino para satisfacción de los hambrientos de nostalgia.
González es un popular bloguero del sur de Florida especializado en gastronomía y conocido también por el apelativo cariñoso de «Burger Best» por su «adicción» a las hamburguesas, que le ha llevado a viajar por todo Estados Unidos en busca de los locales más auténticos.
Con un guiño de complicidad, González revela cuál es su establecimiento preferido: Bill Hamburgers, fundado en 1929 en la población de Amory (Misisipi), durante la Gran Depresión, cuando las hamburguesas costaban 5 centavos.
¿Cuál es el secreto de las hamburguesas de Bill Hamburgers? González asegura que la clave de la excelencia está en que las hamburguesas «sean bien simples, sin tantas cosas añadidas que hagan perder el sabor a la carne de primera calidad».
«Me gustan mucho las de Bill Hamburgers porque son bien simples: mostaza, cebolla, queso, pepinillos y un panecillo sencillo», detalla el coleccionista mientras va mostrando los objetos y miniaturas que se acumulan con orden y esmero en los expositores.
Desde fotografías de antiguos restaurantes, vasos de colección y menús de cadenas nacionales de comida rápida hasta bolsitas «vintage» de ketchup y cajas para hamburguesas, pasando por letreros metálicos como el del Burger Castle de la década de 1960 o una máquina recreativa BurgerTime, la muestra es un ameno viaje en el tiempo que ilustra 80 años de historia de la comida rápida en el país.
En la entrada del museo se exhibe la primera pieza que le regalaron hace años a González y que se convirtió en el detonante de su afición por el coleccionismo: un simpático letrero en forma de rostro de cocinero con gorro de 1954, de la cadena comida rápida Burger Chef, que acabó adquiriendo el gigante Arby’s.
Pequeñas cartulinas en la pared o junto a las vitrinas describen cada uno de los objetos expuestos y conservados en perfecto estado, la miríada de miniaturas cargadas de historia y seducción que el visitante va descubriendo en el espacio expositivo.
«Esto parece que no va a parar. Sigo coleccionado desde hace ocho años y la gente además dona objetos al museo», comenta con entusiasmo González, quien irradia auténtica afición y cariño por la colección expuesta en el museo.
González es un hombre de voluminoso apetito, un voraz degustador de hamburguesas desde chico al que su abuelo inculcó la afición por conocer la historia de las cosas.
«Y la historia que hay detrás del mundo de las hamburguesas es increíble. Por eso al público le encanta el museo. A mí me gustaría que esto no se perdiera y que los padres trajeran a sus hijos para conocer la historia de los locales que ya no existen y que muchos de ellos conocieron», apunta.
Un cartel en la pared de uno de los pasillo del museo recoge una frase atribuida al actor estadounidense Matthew Mcconaughey con su fotografía: «El hombre que inventó la hamburguesa con queso («cheesburger») era un genio».
Es una frase que sintetiza de manera magistral el encanto de esta muestra icónica y adereza con fervor este invento culinario. EFE