La mayoría de las víctimas de trata en América del Sur son mujeres y niñas -un 74 por ciento del total- y su destino suele ser la explotación sexual, según un informe de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) difundido hoy en Viena.
El 57 por ciento de las víctimas son destinadas a la explotación sexual -en su casi totalidad mujeres- y el 29 por ciento al trabajo forzado -en gran parte hombres-, señala el Informe Global sobre Trata de Personas 2016.
La trata de personas consiste en trasladar y retener a una persona por la fuerza o la coerción, con el fin de explotarla, no sólo con fines laborales o sexuales, sino también para mendigar o, incluso, para el tráfico de órganos o los matrimonios forzados.
La mayoría de los condenados -63 por ciento- por este delito son hombres y, en gran parte, de la misma nacionalidad del país en el que han sido procesados.
Los datos de la ONU se basan en la información de 5.800 víctimas registradas en Suramérica entre 2012 y 2016, y el informe reconoce que es sólo «la punta del iceberg» porque parte de estos delitos no se detectan.
Este es el resumen de la situación en América del Sur sobre lo que se define como «una moderna forma de esclavitud», pero existen grandes variaciones en función de los países.
La mayor parte de los casos de trata y tráfico ilícito de personas se registraron o bien dentro del país o de la región sudamericana, siguiendo un patrón universal, desde zonas más pobres a otras más ricas.
Otra de las características de este tipo de delito es la alta presencia de menores, el 40 por ciento, en gran parte niñas.
Aquí existen diferencias: así, por ejemplo, el documento señala que la trata de menores es mayoritaria en países andinos como Ecuador, Perú y Bolivia, mientras que los adultos son las víctimas más frecuentes en Argentina, Chile y Uruguay.
También por el tipo de explotación existen variaciones, de esta forma, mientras que en Chile y en Bolivia la mayoría de las víctimas son destinadas a trabajos forzados, en Colombia, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay son más comunes los abusos sexuales.
En Argentina y en Venezuela se detectó el mismo número de personas destinadas a la explotación sexual que a la laboral.
Aunque los hombres suelen ser la mayoría de las víctimas de esos trabajos forzosos se han detectado también numerosos casos de mujeres explotadas en tareas domésticas.
En el informe se detalla que dos víctimas, procedentes de Bolivia y Perú, cayeron en este tipo de explotación en Argentina y Venezuela después de que las captaran con promesas falsas de educación y oportunidades.
Otra de las características regionales que destaca la ONU es que una elevada porción de las víctimas acaban explotadas en otras tareas fuera de la dos más frecuentes: abusos sexuales y trabajos forzados.
Así, el 4 por ciento de las víctimas detectadas entre 2012 y 2014 estaban destinadas a adopciones ilegales y el 2,5 por ciento a filmar material pornográfico.
Además se detectó, en menor número, casos de trata para mendicidad o para matrimonios forzados.
Aunque existen numerosas rutas de trata y tendencias, la ONU señala que, en términos generales, países como Argentina, Chile y Uruguay son el destino de este tipo de delito, mientras que Paraguay, Bolivia, Colombia y la Guayana son origen.
La mayoría de las víctimas de fuera de la región -el 10 por ciento del total- proceden del Caribe, de la República Dominicana, Cuba o Haití, recuerda el informe.
Por último, el 2 por ciento de las víctimas extranjeras detectadas en América del Norte y el 3 por ciento registradas en Europa Occidental proceden de América del Sur.
En América Central, el 5 por ciento de las víctimas procede de sur del continente. EFE