Grecia implantará en 2017 un nuevo sistema de tarjetas electrónicas con datos biométricos para los refugiados que se encuentran en el país, que sustituirán a los actuales permisos en papel, anunció el ministro de Migración, Yannis Muzalas.
Muzalas explicó en rueda de prensa que espera que las nuevas tarjetas estén implantadas en abril próximo.
Su ministerio espera además tener completado antes de la Pascua ortodoxa (13 días después de la católica) el registro completo de todos los refugiados y los inmigrantes llegados al país en la última oleada de migración.
Muzalas aludió a la situación en los centros de acogida: los 36 centros oficiales cuentan ya con sistemas de calefacción, de forma que los refugiados están protegidos del frío.
En la mayoría de ellos hay entre 500 y 600 personas, si bien existen todavía cuatro en la que viven 1.500 personas y otros dos con capacidad para 2.500, precisó.
Además, el ministerio espera crear para abril 8.000 plazas de alojamiento en apartamentos, que serán gestionadas por los municipios y se añadirán al programa de acogida en casas y hoteles para 20.000 personas llevado a cabo por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).
Una cuestión que todavía plantea problemas es la ubicación de los menores no acompañados, para los que se están creando cien plazas de acogida al mes, dijo el ministro.
Anunció asimismo la intención de facilitar a los refugiados dinero para comprar alimentos y cocinas para que puedan cocinarse ellos mismos.
«El dinero en efectivo no deberá superar el ingreso familiar mínimo de los griegos», recalcó Muzalas.
En cuanto a la situación en las islas, el ministro reconoció que existe un problema de «hacinamiento» y señaló que en los últimos tres meses se han trasladado a la parte continental de Grecia, «poco a poco, varias miles de personas», todas menores no acompañados o pertenecientes a otros grupos especialmente vulnerables.
El Ejecutivo proyecta crear en las islas pequeños centros de detención, con capacidad para entre 100 y 200 personas, para los inmigrantes que hayan delinquido o para personas que, en opinión de los servicios de asilo, deben permanecer retenidas mientras se examina su solicitud.
«El asilo sigue siendo nuestro talón de Aquiles», reconoció Muzalas, quien indicó que cuando comenzó la crisis de refugiados había tan solo 213 empleados en los servicios de asilo, cifra que ya ha ascendido a 617.
EFE