Miles de personas respondieron al llamado de varias organizaciones del exilio y se concentraron en el barrio de La Pequeña Habana de Miami (EE.UU.) para «despedir al tirano» Fidel Castro con música, arengas y reclamos por la «libertad y la justicia».
Anunciado como un acto «conciso y poderoso» para invocar la instauración de la democracia en la isla y recordar a los «mártires de la dictadura», el encuentro, cuyo epicentro fue el Monumento a los caídos en la Bahía de Cochinos, tuvo todos los ingredientes de una celebración a la esperanza, que no se amilanó ni por una fugaz lluvia.
Entre el mar de banderas de la nación caribeña y de Estados Unidos, los asistentes recordaron a los fallecidos durante las últimas seis décadas a manos del «tirano que acaba de morir y que asesinó a decenas de miles de cubanos», como lo expresó a Efe Rolando Dopico.
El exiliado, que portaba una gran cartel de más de dos metros de largo con la imagen de varios opositores caídos, afirmó que «Cuba tiene que ser libre», más pronto que tarde, un pensamiento que compartió Miriam Valdez, que llegó a Estados Unidos «el mismo año que Castro llegó al poder, en 1959».
«Estoy aquí por mis padres, mi esposo, mis tíos, mis suegros. Todos han muerto sin poder volver allá, yo tenía que venir aquí por ellos», manifestó Valdez, quien aseveró que el escenario que se abre con la muerte el pasado viernes de Fidel Castro, a los 90 años de edad, constituye «el principio del fin».
En contraste con el luto que por estos días se le tributa en Cuba al histórico líder, en el barrio de La Pequeña Habana, el corazón del exilio cubano en Miami, desde la madrugada del sábado no han cesado las manifestaciones de alegría y de anhelos de una parte de la gran comunidad de cubanos que reside en esta ciudad.
«Yo sí creo que habrá un cambio», señaló a Efe Carlos Gómez, quien junto a su esposa Maura Gómez vive hace 36 años en EE.UU., «huyendo de ese tirano», cómo describió ella, tras destacar que su esposo fue un preso político y pasó 4 años y medio en una cárcel, «por el único delito de tratar de salir del país».
No obstante, entre los inmigrantes y directivos de las organizaciones del exilio hubo un común acuerdo de que «la lucha no ha terminado», tal como recordó desde el escenario el presidente de la Asociación de veteranos de la de la Brigada 2506, Humberto Argüelles, quien demandó «libertad ahora».
A su turno, Orlando Gutierrez, de la Asamblea de la Resistencia Cubana, pidió a la nueva administración que encabeza el presidente electo, Donald Trump, «revocar las concesiones unilaterales» que Estados Unidos, bajo la Presidencia de Barack Obama, ha entregado a Cuba tras el proceso de restablecimiento de relaciones diplomáticas que ambos países iniciaron a fines de 2014.
En una concentración no escasa de letreros de la pasada campaña electoral a favor de la dupla Trump-Pence, Sylvia Iriondo, presidenta del movimiento MAR (Madres y Mujeres Anti-Represión) por Cuba, demandó que la política del Gobierno estadounidense hacia la isla caribeña debe tener como prioridad «el establecimiento de la democracia y los derechos humanos».
«La historia no absolverá a Fidel», manifestó Gutiérrez a las miles de personas, unas 4.000 según estimaciones de la Policía local, que abarrotaron las cinco calles cerradas para la concentración, una afirmación respondida con aplausos y gritos de «Viva Cuba libre».
Para el alcalde de Miami, Tomás Regalado, la concentración de esta ciudad del sur de Florida refleja un «contraste muy marcado», porque mientras en Cuba «el pueblo no habla porque no puede, aquí la gente habla y grita» porque tiene libertad de hacerlo.
«Es la espontaneidad de una democracia frente a una dictadura que amordaza a su pueblo», agregó el alcalde, quien estima que la muerte de Fidel Castro «ha erosionado esa dictadura de ancianos» y por ende dará paso a cambios en Cuba.
«Hoy mi abuelo se está regocijando en el cielo», dijo metros más allá el joven José Luis Maño, quien cargaba una caja transparente en la que se leía «las cenizas de Fidel», en un día en que en La Habana (Cuba) las cenizas verdaderas justamente iniciaron un viaje de cuatro días que culminará en Santiago de Cuba, donde descansarán los restos del líder fallecido.
En honor, también, a los muertos, el próximo domingo se entregará en el Monumento al Memorial Cubano de Miami una ofrenda floral para recordar a los «mártires que han muerto a causa de esta maldad», como señaló Iriondo.
Concluida la ronda de discursos, la música se abrió paso en el lugar, teniendo como punta de lanza el himno de rigor entre los exiliados para estos casos, la canción de Willy Chirino «Nuestro día (ya viene llegando)».
EFE