El estado de Florida hizo honor a su fama de volátil al dar al candidato republicano Donald Trump una victoria decisiva para su objetivo de llegar a la Casa Blanca, después de haber favorecido a los demócratas en dos elecciones presidenciales.
Trump, que considera a Florida su segundo hogar, por su lujosa casa al borde del mar en Palm Beach (al norte de Miami), venció a Clinton en Florida por unos 134.000 votos y se llevó los 29 votos electorales que otorga este estado al ganador en su territorio.
Los pronósticos de que se iba a producir un empate en Florida que condicionaría el resultado final de esta elección, como ocurrió en el año 2000 cuando George W. Bush se impuso sobre Al Gore por poco más de 500 votos de este estado, no se cumplieron.
Oficialmente no ha sido declarado ganador, pues las normas electorales de Florida establecen que no basta con el escrutinio primario, pero varios medios, Fox News, la emisora pública NPR y el diario The Washington Post entre ellos, avalaron el triunfo de Trump en base a proyecciones sobre el computo oficial.
De acuerdo con la División de Elecciones de Florida, con 9.330.621 votos escrutados, el millonario neoyorquino tenía un 49,14 % (4.585.431 votos) y la exsecretaria de Estado 47,72 % (4.452.494).
Florida había dado la espalda al Partido Republicano en las dos elecciones presidenciales anteriores: en 2008, cuando prefirió a Barack Obama antes que a John McCain, y en 2012, cuando redobló la apuesta por el ya presidente estadounidense, que en este caso tenía como rival a Mitt Romney.
Obama estuvo en las últimas semanas varias veces en Florida haciendo campaña por Clinton, pero no bastó con ese empujón para que la demócrata se hiciera con tan crucial estado.
Clinton apeló en Florida al voto latino, que se volcó en ella en parte por sus promesas de apoyar una reforma migratoria integral en sus primeros 100 días de gobierno pero también por el temor que despertaron los anuncios de Trump de que deportará a los inmigrantes indocumentados y construirá un muro entre Estados Unidos y México.
El mensaje de Clinton que más caló entre los floridanos parece ser el de registrarse como elector e ir a votar.
El estado tenía 12,8 millones de personas habilitadas para votar en estas elecciones y la División de Elecciones contabilizó por lo menos 9,3 millones de votos, entre los que votaron hoy y los que lo hicieron por correo o en la votación adelantada.
Más de 6,5 millones de electores optaron por estas dos últimas formas de votar.
Si Clinton le hizo guiños al electorado latino de Florida en general a lo largo de la campaña, Trump apuntó al final hacia los cubanos del sur del estado con promesas de revertir todo el proceso de acercamiento de Obama a Cuba.
En una de sus visitas de campaña a Miami, Trump estuvo en la sede de la Brigada 2506, que reúne a los sobrevivientes de los cubanos que participaron en 1961 en una operación para invadir Cuba organizada por la CIA (central de inteligencia) estadounidense.
Allí no solo prometió acabar con el deshielo con el Gobierno de Raúl Castro iniciado por Obama sino que denunció las violaciones de los derechos humanos en Cuba y elogió a las Damas de Blanco y otros opositores que luchan por la libertad.
Aun es pronto para determinar cuánto influyó ese mensaje entre los cubanos exiliados y cuánto peso tienen estos en una Florida cada vez más diversa, con venezolanos y colombianos en aumento en el sur, y puertorriqueños en el centro del estado.
Una señal del peso de los cubanos-estadounidenses puede ser el hecho de que cuatro candidatos republicanos a puestos en el Congreso y el Senado de ese origen ganaron hoy la reelección.
El senador Marco Rubio, nacido en Miami de padres cubanos y quien compitió con Trump por la nominación republicana, ganó al demócrata Patrick Murphy, y tres cubano-estadounidenses, Ileana Ros-Lehtinen, Mario Díaz-Balart y Carlos Curbelo, renovaron sus puestos de representantes por Florida en la cámara baja.
En estas elecciones Cuba no ha sido un tema candente, pese a que son las primeras desde el inicio del acercamiento entre los dos países después de más de medio siglo de enemistad.
«Los acontecimientos que han pasado en estos últimos dos años nos han empujado a dar a conocer nuestro punto de vista», dice a Efe este lunes Humberto Díaz-Argüelles, presidente de la Brigada 2506, que agrupa a los supervivientes de la invasión de Bahía Cochinos (Cuba) y apoyaba a Trump en esta elección.
Sobre la decisión del grupo de apoyar por primera vez en su historia a un candidato presidencial estadounidense, Díaz-Argüelles asegura que tiene que ver con su rechazo al proceso de normalización de relaciones con Cuba iniciado por el presidente estadounidense, Barack Obama.
Lo importante para los brigadistas en esta votación era que Hillary Clinton, la candidata demócrata, prometió seguir la política de Obama hacia Cuba y eso significa, consideró Díaz-Arguelles, hacer «más concesiones» a los Castro. EFE